Soy mujer, hija y madre.
Nací en el 81 y escribo esto desde mi experiencia.
Sabemos que no existe un manual para cumplir ninguno de estos roles y que además, somos nacidas en una época donde la estructura patriarcal predicaba “Calladita te ves más bonita”
Crecí con mi niña (muy Aries por lo demás), intentando encajar en un mundo cruel, ese que quizás todes vivimos, donde el bulling era una práctica habitual y normalizada y donde destacarte era sinónimo de burla. Hoy con 40 años, analizo la situación y me doy cuenta de que sufrí bulling por tener el pelo de una forma, ser delgada, tener ojos, usar frenillos, ser deportista y uuff! (varios) y quienes más lo hacían eran las chicas, mis pares.
Afortunadamente, hemos evolucionado y hoy somos más conscientes de que el bulling es muy dañino para la autoestima de un ser humano y que las mamas y papas somos responsables de extinguir estas prácticas tan limitantes y carentes de amor.
Plantar la semilla, decirles a nuestras niñas que pueden ser lo que quieran ser, que solo vienen a esta vida a ser amadas y promover espacios de cuidados, nos llevará a construir una sociedad más empática, sensible y tolerante.
Si les vamos a poner etiquetas a nuestras niñas, que sea para motivarles a cumplir sus sueños, a brillar desde sus diferencias, a expandir su confianza y seguridad, a meterle ficha a sus talentos, guiarlas en su poder interno y sobretodo amarlas, porque #loveislove